14.8.08

Víctimas con pedigree".Adopta,no compres,no críes,no abandones‏







Los veterinarios no dan abasto después de las fiestas navideñas. Las protectoras estiman que al menos uno de cada diez perros de raza que se han regalado por estas fechas padece ahora diarreas, vómitos, fiebre y otras enfermedades incubadas durante la cría y el transporte de los cachorros, importados de países del Este. Muchos morirán. Pero no acaba ahí el drama. En los próximos meses, perros aparentemente sanos comenzarán a manifestar síntomas de graves enfermedades hereditarias, como displasia o ceguera progresiva, que pondrán a sus dueños en la tesitura de llevarlos al quirófano y afrontar los gastos de operaciones que suponen desembolsos de más de 1000 euros. Reclamar a las tiendas es frustrante. A lo sumo, el vendedor suele ofrecer al comprador insatisfecho la posibilidad de cambiar a su mascota por otra, como si fuera un electrodoméstico defectuoso. Si se tiene en cuenta que estos perros cuestan unos 50 euros en el país de origen y se venden en España por precios que multiplican por diez y hasta por veinte ese valor, la tienda nunca pierde dinero por muchos cachorros que tenga que cambiar. Y además, los clientes, ya encariñados con sus cachorros, rara vez aceptan ese trueque.Es un negocio suculento, pues en España seis de cada diez familias conviven con un animal doméstico y el 35% lo compra en tiendas, mientras que solo un 20% lo adopta en perreras, un 10% acude a criadores selectos y el resto se ventila entre particulares. Hungría, Eslovaquia y Chequia se han convertido en fábricas de producir cachorros de raza destinados al mercado español. Allí están ubicadas las más descomunales puppy mills (granjas de mascotas) europeas. A las hembras se las encierra en jaulas donde enlazan una preñez con la siguiente. Se cruzan ejemplares de la misma familia (padres con hijos, hermanos). Un incesto canino de proporciones industriales Cuando una raza se pone de moda, van a saco. Esta temporada se llevan los carlinos, los beagles y los frenchies (bulldog francés). Los cachorros, en ocasiones con microchips piratas, son transportados en camiones y en unas condiciones que ni los barcos negreros. Muchos llegan enfermos a las tiendas o desarrollarán enfermedades hereditarias a los pocos meses por culpa de la consanguinidad. Se venden por 500, 600 y hasta 1.200 euros cuando cuestan 50.Los criadores responsables llaman con desprecio a esta industria al por mayor la maldición de los juntaperros, cuya falta de escrúpulos condena al sufrimiento a miles de animales y a sus descendientes. Y pone a los dueños en situaciones de enorme angustia y estrés emocional. Un criador que haga las cosas bien saca una camada al año y procura que solo críen los mejores ejemplares. "El pedigrí no es un árbol genealógico para conocer a los parientes de sangre azul, sino una garantía de características físicas y psíquicas, y de ausencia de taras genéticas. El problema es que en España se nos antoja una raza y la compramos en el primer sitio que se nos ocurre", advierten en las protectoras, que estiman que el volumen anual del tráfico de mascotas del Este supera los 45.000 cachorros y que tres de cada diez mueren durante el trayecto, enfermos, extenuados, sedientos y cubiertos de parásitos, heces y orines. Los que sobreviven pueden llegar con moquillo o parvovirus y mucho no han sido vacunados contra la rabia.Los juntaperros no son exclusivos de Europa oriental. Hace unos meses, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil desmanteló un criadero clandestino en Murcia e inmovilizó un total de 220 perros de raza. El establecimiento había distribuido al menos un millar de mascotas a toda España, incluidos de razas potencialmente peligrosas cuyo comercio está restringido, como el dogo argentino y el rottweiller. También fueron decomisados más de mil pasaportes de sanidad canina expedidos en Eslovaquia. Lo de los pasaportes es solo un truco más en un negocio donde la picaresca está a la orden del día y se piratean los chips de identificación y hasta los pedigrís. El descontrol de las ventas por internet contribuye a enrarecer el panorama.En los macrocriaderos del este de Europa, los cachorros son separados de su madre con un mes de vida. Con esa edad no se pueden vacunar, así que falsifican las cartillas veterinarias poniendo una edad mayor para poder venderlos en España. Esta separación temprana tiene otro efecto perverso: la falta de socialización, pues no han tenido contacto suficiente con su madre y hermanos. Los que sobrevivan pasarán su infancia en un escaparate. En el futuro pueden ser perros problemáticos. Y las modas pasan. Los hoy cotizados bulldogs empezarán a ser abandonados este verano, coincidiendo con las vacaciones. Y convivirán en las perreras con razas de las que ya nadie se encapricha, como el husky siberiano o el cocker spaniel. Y también con otras con gran predicamento, como el golden y el labrador, pero ya se ven tantos por la calle que han perdido glamour, víctimas colaterales de la producción a destajo.Un problema similar al español lo vivió Estados Unidos hace una década. Y adquirió tintes de auténtica emergencia sanitaria nacional. Un estudio de la Universidad de Pennsylvania demostró que un 60% de los perros de algunas razas grandes terminaban cojos por culpa de la displasia. O nacían con un testículo sin descender. O desarrollaban cáncer hereditario. De un total de 20 millones de perros de razas selectas, el 25% tenía alguna tara genética. Y no podían echarle la culpa a las importaciones descontroladas, pues las aduanas norteamericanas son muy escrupulosas. La revista Time dedicó una de sus portadas a este drama. Y llegó a la conclusión que era la obsesión por la belleza de criadores y dueños lo que estaba poniendo a algunas razas al borde del colapso biológico. "Los perros de raza son en buena medida seres artificiales, moldeados durante miles de años de crianza selectiva para satisfacer necesidades humanas. Durante mucho tiempo, esas necesidades se limitaban a la compañía y el trabajo. Y los perros prosperaban. Hoy en día es la belleza lo que se potencia. Ejemplares atractivos, pero poco saludables, son los que se cruzan y tienen descendencia, primando en realidad la supervivencia del menos apto. Resultado: una catástrofe nacional de la que pocas razas se libran". La belleza bordea a veces la pura aberración. Los yorkshire son cada vez más diminutos. El mercado los quiere así y los criadores seleccionan a las hembras y machos más pequeños para cruzarlos. Consecuencias: enanismo e hidrocefalia. Por su parte, los bulldog son cada vez más cabezones, lo cual tendría su gracia si no fuera porque vienen al mundo por cesárea.
[2] TESTIMONIOS
Laura Escribano, Toledo
Charco, golden retriever con displasia de codo
"Compré a mi perro de manera inconsciente. No me informé de dónde debía adquirirlo, ni qué certificados pedir. Charco es húngaro, después de meses de reclamar en la tienda conseguí su pedigrí. Pero su pedigrí puede ser de cualquiera porque no tenía chip ni tatuaje. El chip me lo cobraron en el veterinario concertado por la tienda, donde te obligaban a poner las vacunas y pasar las revisiones. Es una práctica de muchas tiendas, que se desentienden, cuando hay problemas, si no acudes al veterinario que trabaja para ellos. A los cinco meses operamos a Charco de displasia de codo en una pata. A los siete, otra pata. No denuncié a la tienda porque me pagaron las operaciones, aunque no las cubría la garantía. Luego supe que tenían tantos casos similares que pagaban para ahorrarse denuncias. Después de aquello monté con otros amantes de esta raza una web (http://www.todogolden.com/) para informar a la gente dónde comprar. Siempre a criadores responsables. Por desgracia, conocemos muchos casos de golden displásicos. Es una raza de moda y eso aumenta el riesgo de la crianza irresponsable. El negocio es muy jugoso".
Noemí Estepa, Madrid
Asia, bóxer con estenosis de corazón
"Mi perra tiene tres años y padece una enfermedad del corazón congénita y hereditaria. Es incurable y acorta la vida del animal a la mitad. Mi historia es muy típica. Decidimos comprar un perro y empezamos a mirar precios. Vimos un anuncio de un supuesto criador de Navalcarnero que tenía varias camadas de diferentes razas. Fuimos, la compramos (sin factura) y nos la llevamos. Asia tenía 21 días solamente, sin destetar. Todo iba bien, así que pasado un mes decidimos comprar un bóxer macho y le volvimos a llamar. Cairo se llevaba un mes con Asia. Cuando Asia tenía seis meses empezó el calvario: un día, paseando por el parque, se desmayó. Fuimos al veterinario y nos recomendó a un cardiólogo, que hizo un estudio completo y muy caro de ambos perros. Diagnósticos: Asia, estenosis subaórtica; esperanza de vida, cinco años. Cairo: estenosis pulmonar grave, esperanza de vida: un año. La estenosis es un estrechamiento de una vena o arteria que provoca falta de riego sanguíneo. El cardiólogo nos dijo morirían súbitamente durante un desmayo. Es angustioso pasear por el parque y cada vez que Asia se desmaya pensar que va a ser la definitiva. Sospechamos que el criador estaba cruzando a las hembras con el macho portador del gen. Podíamos haber reclamado, pero ¿cual habría sido la solución? El vendedor nos habría cambiado los perros por unos sanos y los enfermos los habría intentado colocar a otras personas ilusionadas por un cachorrito. Y si no colaba, se hubiera deshecho de ellos por no ser aptos para el negocio".
Jesús Amador del Olmo, Barcelona
Brina, dóberman con cataratas congénitas
"Yo compré una perra dóberman con pedigrí. Acudí a la clínica veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona para que la viera un oftalmólogo, pues la perra no veía bien, le lloraban los ojos y el párpado izquierdo estaba casi cerrado. Tenía seis meses. El diagnóstico fue de micoftalmía bilateral, cataratas en los dos ojos y displasia de retina, congénitas y heredadas. En resumen, la vista hecha un guiñapo. Se me recomendó implantarle una lente intraocular y cauterizar las heridas de los ojos. Y no cruzar al animal. Me la vendieron sin el tatuaje obligatorio. Estaba en los huesos y tenía pánico a la gente. La socialización era nula. La operación era muy delicada, así que al final recurrimos a un veterinario homeópata. Notifiqué a la tienda mis problemas y la única solución que me dieron fue que me cambiaban a la perra por otra. Me negué y les exigí el importe del dinero pagado (850 euros). Al día siguiente me dieron el teléfono del criador para que yo llamase. Éste me dijo que no se hacía responsable, pero que me daba otro perro y que vendiese la mía o me la quedase, que hiciese lo que quisiera".
EL CRIADERO DE LOS HORRORES
Los criaban en jaulas, los vendían por internet y los enviaban al cliente por mensajería. La Guardia Civil y la Comunidad de Madrid destaparon a finales de año el primer macrocriadero español de mascotas, a imagen de los del este de Europa. Estaba ubicado en las localidades madrileñas de Navalfuente y El Molar. Fueron requisados 323 perros que malvivían en unas condiciones dantescas, algunos con heridas por canibalismo y peleas, pues solo había un saco de pienso por cada cincuenta animales. Estaban los huesos, cubiertos de parásitos y algunos enfermos de leishmania. Hubo tres detenciones. Las investigaciones comenzaron a raíz de las denuncias de la asociación Amnistía Animal. Las instalaciones eran paupérrimas. Nadie limpiaba las cacas. Los perros estaban atados a las vallas o metidos en cajas y jaulas, sin luz natural ni ventilación. Los perros rescatados fueron distribuidos por distintos albergues. Muchos ya han sido adoptados. Los agentes también encontraron microchips, cartillas sanitarias y documentos oficiales de identificación firmados y sellados por dos veterinarios, pero en blanco.

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